LA TRUFA SE CONSIDERA COMO COSMOPOLITA

Resulta prácticamente imposible saber en qué momento a lo largo de la historia se comenzó a utilizar la trufa como alimento, para hacernos una idea podríamos remontarnos a los tiempos del antiguo Egipto donde ya era considerada como un manjar exquisito y al alcance únicamente de los más ricos y poderosos.

Así es, este preciado hongo ha ido abriéndose paso, paladar a paladar, a través de las diferentes culturas. Ya en Grecia era consumida como plato principal, el faisán con trufa, se degustaba en el Areópago, donde tenían lugar los juicios por asuntos criminales. Roma hereda la civilización griega y sus ecos y obras nos llegan con mayor nitidez,  afortunadamente el número de obras gastronómicas o en referencia al comer son más que suficientes para confirmar el gran interés que tenían por este hongo subterráneo.

Desde entonces, este hongo ha ido cobrando importancia gracias a su especial sabor y potente aroma, los cuales lo han catapultado hasta convertirse en uno de los productos culinarios más deseados y caros del mundo.

¿Los motivos?

Su innegable calidad y su minuciosa recolección, dado que su exigente naturaleza la convierte en un bien muy escaso.

En la actualidad, el cultivo de la trufa es un factor clave en el desarrollo de varias zonas rurales de Aragón y Cataluña, que junto con algunas regiones especificas de Francia e Italia, son productoras de la mayoría de las trufas en Europa.

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